"Una economía que fracasa
en el crecimiento y una economía en estado estacionario no son la
misma cosa; son realmente las alternativas a las que nos enfrentamos"
Después de leer algunos artículos y oír diversas opiniones sobre el posible advenimiento de una economía estacionaria, tengo el convencimiento de que muchos confunden el fracaso en el crecimiento con una economía en estado estacionario.
La principal disensión parte de la visión preanalítica que comentábamos en la entrada anterior, ya que la forma de plantear las preguntas difiere sustancialmente si consideramos a la economía como un subsistema social y ecológico o, si vemos a al economía como el todo.
Incluso viendo a la economía como un subsistema ecológico podemos considerar que los límites del crecimiento aún están lejanos, lo que Daly denomina mundo vacío. Y que una teoría efectiva de la economía no tiene porque contemplar límites físicos o biológicos que introducen una complejidad innecesaria sin aportar una mejor comprensión del fenómeno económico. Con esta última aseveración estarían de acuerdo la inmensa mayoría de los economistas, sin importar tendencias, aunque sus discrepancias en otras cuestiones puedan ser abismales. Daly explica lo peligroso que es esa forma de pensar, ignorando las leyes de la física, en el capítulo 5 de su libro Steady State Economics (1977) "Un catecismo de las falacias del crecimiento":
No es que los economistas de la corriente mayoritaria ignoren que vivimos en un planeta finito, es que la hipótesis subyacente de sustituibilidad infinita entre el capital natural y el hecho por el hombre evitan plantearse la cuestión, al menos, en un horizonte previsible. Sin embargo, tal suposición tiene un fallo lógico evidente, si la ignorancia de las leyes físicas no fuera suficiente, como se encarga de señalar Daly en su documento El Crecimiento Antieconómico(1999):
Si por el contrario, creemos que estamos en un mundo lleno o que se acerca a esa situación de forma acelerada, la consideración de los límites físicos se hace ineludible y, las preguntas que nos planteamos son completamente diferentes, sin embargo, para los que no compartan está visión resultan absurdas.
Daly comenta que la falta de relevancia de la naturaleza en el paradigma neoclásico se constata cuando:
Incluso viendo a la economía como un subsistema ecológico podemos considerar que los límites del crecimiento aún están lejanos, lo que Daly denomina mundo vacío. Y que una teoría efectiva de la economía no tiene porque contemplar límites físicos o biológicos que introducen una complejidad innecesaria sin aportar una mejor comprensión del fenómeno económico. Con esta última aseveración estarían de acuerdo la inmensa mayoría de los economistas, sin importar tendencias, aunque sus discrepancias en otras cuestiones puedan ser abismales. Daly explica lo peligroso que es esa forma de pensar, ignorando las leyes de la física, en el capítulo 5 de su libro Steady State Economics (1977) "Un catecismo de las falacias del crecimiento":
"La ciencia convirtiendo
la base de los recursos en más homogénea, elimina las restricciones
que antaño se pensaba derivaban de la ausencia de homogeneidad. En
el mundo neo-ricardiano, parece, los recursos concretos con los que
se comienzan resultan indiferentes... Los adelantos en la ciencia
básica han permitido aprovecharse de la uniformidad
materia/energía—una uniformidad que hace factible, sin la
existencia de un límite pre-asignado, escapar de las constricciones
cuantitativas impuestas por las características de la corteza
terrestre. [Barrett y Morse, 1973, p. 11]
No es, sin embargo, la
uniformidad de materia-energía lo que es útil, sino precisamente lo
contrario. Es la falta de uniformidad, diferencias en concentración
y temperatura, las que son provechosas. Si todos los materiales y, la
energía estuvieran uniformemente distribuidos en equilibrio
termodinámico, el resultado “base homogénea de recursos” sería
ningún recurso en absoluto. Habría una ausencia total de potencial
para cualquier proceso, incluida la vida. La noción de los
economistas de infinita sustituibilidad tiene gran parecido con el
viejo sueño de los alquimistas de convertir metales ordinarios en
metales preciosos. ¡Todo lo que tienes que hacer es reordenar los
átomos! Pero el potencial para reordenar los átomos es en si mismo
escaso, en consecuencia el mero hecho que todo este constituido por
los mismos bloques homogéneos de construcción no suprime la
escasez. Sólo una especie de demonio de Maxwell puede convertir una
pila de átomos en un recurso, y la ley de la entropía nos dice que
el Demonio de Maxwell no existe."
No es que los economistas de la corriente mayoritaria ignoren que vivimos en un planeta finito, es que la hipótesis subyacente de sustituibilidad infinita entre el capital natural y el hecho por el hombre evitan plantearse la cuestión, al menos, en un horizonte previsible. Sin embargo, tal suposición tiene un fallo lógico evidente, si la ignorancia de las leyes físicas no fuera suficiente, como se encarga de señalar Daly en su documento El Crecimiento Antieconómico(1999):
"Si el
capital hecho por el hombre sustituye al capital natural, entonces el
capital natural sustituye al hecho por el hombre. La sustitución es
reversible. Si nuestra dotación inicial de capital natural era un
buen sustituto para el capital hecho por el hombre, entonces ¿Por
qué, históricamente, nos preocupamos en transformar tanto capital
natural en capital hecho por el hombre? Los
neoclásicos creyentes en la fácil sustituibilidad no tienen una
buena respuesta. Ni tampoco tienen una
buena respuesta a la pregunta:¿Como puedes fabricar más capital sin
usar más recursos?. El problema no se plantea para un economista
ecológico porque afirman desde el principio que el capital natural y
el hecho por el hombre son básicamente complementarios y, sólo,
márginalmente sustitutivos."
Si por el contrario, creemos que estamos en un mundo lleno o que se acerca a esa situación de forma acelerada, la consideración de los límites físicos se hace ineludible y, las preguntas que nos planteamos son completamente diferentes, sin embargo, para los que no compartan está visión resultan absurdas.
Daly comenta que la falta de relevancia de la naturaleza en el paradigma neoclásico se constata cuando:
"
La naturaleza no es vista
como la envoltura que contiene, provee y, sostiene la economía, sino
como un sector más de la economía similar a otros sectores. Si los
productos o servicios del sector extractivo llegan a ser escasos, la
economía “crecerá alrededor” de esa escasez en concreto
mediante la sustitución por productos de otros sectores. Si la
sustitución es difícil, se inventarán, según está visión,
nuevas tecnologías para facilitarlo." (1999)
El paradigma neoclásico dibuja una economía como un ciclo cerrado, en las que las funciones de producción sólo contemplan dos factores; capital y trabajo.
Es cierto, que formalmente existen funciones de producción que incluyen los recursos (Solow/Stiglitz), pero lo hacen de forma "tramposa" sin introducir realmente un restricción efectiva (queda en papel mojado porque se mantiene la sustituibilidad casi perfecta entre capital natural y hecho por el hombre) como denuncio en su día Nicholas Georgescu-Roegen y, cuya acusación, no respondida, fue vuelta a plantear por Daly posteriormente. El tema tiene su miga y su comparación con otras funciones de producción como la planteada R. Ayres y B. Warr en su trabajo "Accounting for Growth:The Role of the Physical Work" de gran interés para entradas posteriores.
Una economía que fracasa en el crecimiento no es una economía que no crece en términos de PIB, sino es una economía que no contempla la totalidad de sus costes a nivel agregado porque cree que la actividad económica, como tal, es abrumadoramente positiva y, en consecuencia, no se plantea la posibilidad de que los costes superen a los beneficios más allá de un determinado nivel de "actividad". El instrumento que utilizamos para medir el crecimiento, el PNB o el PIB, fue creado en y para un mundo vacío, en el que el crecimiento se realizaba con recursos abundantes y fáciles de explotar y, los límites termodinámicos no eran relevantes. Los factores capital y trabajo medraban, aumentaban su productividad, reduciendo la de los recursos, pero como estos no aparecían por ninguna parte, la explicación del crecimiento, o mejor dicho, aquello que no se podía explicar de forma endógena por los modelos de producción pasaba a ser un deus ex machina, el progreso tecnológico.
Como hemos venido afirmando siguiendo a Daly, el crecimiento antieconómico se produce cuando los costes marginales superan a los beneficios marginales, pero en ausencia de una cuenta de costes agregada, tal cosa, no puede producirse. Lo que si puede suceder y, de hecho, está sucediendo es el fracaso del crecimiento, lo que algunos bautizan como estancamiento secular. Pero en ningún caso estancamiento puede asimilarse a estado estacionario, porque son conceptos que son fruto de paradigmas opuestos.
Actualmente, estamos sentados sobre una enorme montaña de deuda y de cuasi-deuda (deuda fuera de balance) como son los futuros compromisos de gasto, por ejemplo, en pensiones, lo que significa que estamos sentados sobre una gigantesca montaña de expectativas. Las expectativas no tienen nada de malo en si mismo, más bien al contrario, pueden ser un estímulo. Sin embargo, si son inalcanzables pueden generar serios problemas y frustración. En el caso de la economía, las expectativas se cumplen en el paradigma neoclásico por el crecimiento, que a su vez genera nuevas expectativas (crecimiento ilimitado). La economía financiera trata sobre las expectativas por medio de la creación de dinero/deuda que las simboliza y las retroalimenta. Sin embargo, la economía real es una economía que depende de los recursos, a los que añadimos valor, mediante el capital y el trabajo para producir bienes y servicios. Las expectativas sobre los bienes y servicios del futuro son la materia de la economía financiera, pero dependen del capital natural. El capital natural está formado por recursos finitos no renovables y por recursos renovables pero con una capacidad de carga determinada para proporcionar recursos de baja entropía al sistema económico. Si sobre-explotamos los recursos naturales, es equivalente a tener un depósito a plazo y, además de gastarme los intereses que genera el depósito, me fuera comiendo el capital, cuanto más reduzco el capital tengo menos intereses y necesito recurrir a reducir más el capital. Además ese capital es intergeneracional, pero las personas del futuro no tienen vela en este entierro excepto si nosotros cuidamos de sus intereses. Está claro que el paradigma neoclásico no se plantea tal cuestión, pues la hipótesis de la sustituibilidad entre capital natural y capital hecho por el hombre elimina de cuajo ese planteamiento. La tecnología actual o futura siempre permitirá la sustituibilidad y disponer de los recursos para añadir valor y, tener crecimiento ilimitado.
Desde el punto de vista el paradigma de la economía ecológica resulta evidente que existen unos límites que no se pueden traspasar, el crecimiento indefinido de las expectativas es imposible. El paradigma neoclásico no ve ningún problema permanente, pueden existir dificultades transitorias, pero con el manejo adecuado, el crecimiento no es problema, todo lo contrario, es la respuesta a ellos.
Desde un punto de vista más técnico (como dice Taleb el lector ilustrado puede prescindir de esta parte) Daly establece que una Economía del Estado Estacionario (EEE) es aquella economía que respeta la definición de renta de Hicks
lo expresa de la siguiente forma (2008):
Sin duda el concepto de renta sostenible puede ser un instrumento muy potente para una EEE y, también, para entender y delimitar que la EEE no es una economía que fracasa en el crecimiento, es una economía sostenible por definición.
En una economía que fracasa en el crecimiento se adoptan dos grandes tipos de soluciones que jamás se adoptarían en una EEE:
a) Eliminar costes, porque si ya no consideramos determinados costes y crecemos antieconómicamente no hay motivo que impida continuar eliminando costes de nuestra contabilidad. Por ejemplo, se pueden relajar las normas anticontaminación, la protección social, etc. ¿Desaparecen los problemas? Evidentemente no, pero las cuentas mejorarán que es lo importante (la verdad es que en la práctica apenas mejoran o directamente empeoran). La mercadotecnia lo llama austeridad, devaluación interna, mejora de la competitividad ...
b) "Caña al mono que es de goma" sigamos inyectando expectativas y generando burbujas. La mercadotecnia le da diversas denominaciones: QE, LTRO, Abenomics, ....
c) "Soplar y sorber al mismo tiempo" o soluciones híbridas de compromiso que de acuerdo con la ley de Murphy sufren de lo que denomino el corolario de Shaw. Tal corolario proviene de una anécdota, con toda seguridad apócrifa y que también es atribuida a otras personas entre Jonh Bernard Shaw y la gran bailarina Isadora Duncan. Cuentan que Isadora le propuso tener un hijo, ya que Shaw era considerado un hombre muy inteligente y ella tenia una extraordinaria belleza, en consecuencia, pensaba ella su vástago poseería ambas cualidades. Mr Shaw le respondió que efectivamente ambas cosas eran ciertas pero que ocurriría si el hijo salía con la belleza de Mr Shaw y la inteligencia de Isadora. En estos casos las soluciones híbridas salen como temía Mr Shaw.
Daly compara el paradigma neoclásico con un avión, diseñado para avanzar, que no puede permanecer estático en el aire. Por el contrario la EEE sería como un helicóptero diseñado para mantenerse en vuelo estacionario. Cuando la economía del crecimiento fracasa se estrella, no se mantiene milagrosamente flotando en el aire. El gran estancamiento se convertiría en un enorme proceso de impago de la deuda que necesita de crecimiento para cumplir las expectativas. El impago de la deuda por si mismo, no significa más que el fracaso de las expectativas. Algunos economistas, cada vez más, proponen un nuevo comienzo (fresh start), pero ese no es el verdadero problema, sino el mismo modelo de crecimiento ilimitado. No se trata de empezar de nuevo porque las condiciones, por ejemplo, que se dieron después de la Segunda Guerra Mundial (lo vamos a denominar mundo vacío) no se producen en este momento. Ciertamente sería un alivio momentáneo, pero no una solución a largo plazo.
Daly propone algunas medidas para transformar un avión en un helicóptero pero eso es un reto muy difícil, y en pleno vuelo, se antoja imposible. Los convertiplanos son uno de los mayores quebraderos de cabeza para la ingeniería aeronáutica. Sino que se lo digan a los diseñadores del V-22 Osprey que se enfrentaron a múltiples incidentes y accidentes durante su desarrollo. Precisamente el paso del vuelo lineal al vuelo estacionario crea grandes problemas y, siguiendo con la metáfora, ese es precisamente el desafío al que nos enfrentamos.
Desde un punto de vista más técnico (como dice Taleb el lector ilustrado puede prescindir de esta parte) Daly establece que una Economía del Estado Estacionario (EEE) es aquella economía que respeta la definición de renta de Hicks
"...
la máxima
cantidad que una comunidad puede consumir en un año, y ser todavía
capaz de producir y consumir la misma cantidad el año siguiente. En
otras palabras, la renta es la máxima cantidad que se puede producir
manteniendo la capacidad productiva (capital) intacta. Cualquier
consumo de capital, hecho por el hombre o natural, debe ser sustraído
en el cálculo de la renta. Asimismo, debe abandonarse la asimetría
de añadir al PIB la producción de los anti-males sin, en primer
lugar, haber sustraído la generación de los males que han hecho los
anti-males necesarios. Señalar que el concepto de Hicks de renta es
sostenible por definición. La contabilidad nacional, en una economía
sostenible, debería intentar aproximarse a la renta hicksiana y
abandonar el PIB."
Sin duda el concepto de renta sostenible puede ser un instrumento muy potente para una EEE y, también, para entender y delimitar que la EEE no es una economía que fracasa en el crecimiento, es una economía sostenible por definición.
En una economía que fracasa en el crecimiento se adoptan dos grandes tipos de soluciones que jamás se adoptarían en una EEE:
a) Eliminar costes, porque si ya no consideramos determinados costes y crecemos antieconómicamente no hay motivo que impida continuar eliminando costes de nuestra contabilidad. Por ejemplo, se pueden relajar las normas anticontaminación, la protección social, etc. ¿Desaparecen los problemas? Evidentemente no, pero las cuentas mejorarán que es lo importante (la verdad es que en la práctica apenas mejoran o directamente empeoran). La mercadotecnia lo llama austeridad, devaluación interna, mejora de la competitividad ...
b) "Caña al mono que es de goma" sigamos inyectando expectativas y generando burbujas. La mercadotecnia le da diversas denominaciones: QE, LTRO, Abenomics, ....
c) "Soplar y sorber al mismo tiempo" o soluciones híbridas de compromiso que de acuerdo con la ley de Murphy sufren de lo que denomino el corolario de Shaw. Tal corolario proviene de una anécdota, con toda seguridad apócrifa y que también es atribuida a otras personas entre Jonh Bernard Shaw y la gran bailarina Isadora Duncan. Cuentan que Isadora le propuso tener un hijo, ya que Shaw era considerado un hombre muy inteligente y ella tenia una extraordinaria belleza, en consecuencia, pensaba ella su vástago poseería ambas cualidades. Mr Shaw le respondió que efectivamente ambas cosas eran ciertas pero que ocurriría si el hijo salía con la belleza de Mr Shaw y la inteligencia de Isadora. En estos casos las soluciones híbridas salen como temía Mr Shaw.
Daly compara el paradigma neoclásico con un avión, diseñado para avanzar, que no puede permanecer estático en el aire. Por el contrario la EEE sería como un helicóptero diseñado para mantenerse en vuelo estacionario. Cuando la economía del crecimiento fracasa se estrella, no se mantiene milagrosamente flotando en el aire. El gran estancamiento se convertiría en un enorme proceso de impago de la deuda que necesita de crecimiento para cumplir las expectativas. El impago de la deuda por si mismo, no significa más que el fracaso de las expectativas. Algunos economistas, cada vez más, proponen un nuevo comienzo (fresh start), pero ese no es el verdadero problema, sino el mismo modelo de crecimiento ilimitado. No se trata de empezar de nuevo porque las condiciones, por ejemplo, que se dieron después de la Segunda Guerra Mundial (lo vamos a denominar mundo vacío) no se producen en este momento. Ciertamente sería un alivio momentáneo, pero no una solución a largo plazo.
Daly propone algunas medidas para transformar un avión en un helicóptero pero eso es un reto muy difícil, y en pleno vuelo, se antoja imposible. Los convertiplanos son uno de los mayores quebraderos de cabeza para la ingeniería aeronáutica. Sino que se lo digan a los diseñadores del V-22 Osprey que se enfrentaron a múltiples incidentes y accidentes durante su desarrollo. Precisamente el paso del vuelo lineal al vuelo estacionario crea grandes problemas y, siguiendo con la metáfora, ese es precisamente el desafío al que nos enfrentamos.