En las dos entradas precedentes (aquí
y aquí) hemos comprobado que la deuda y el sistema financiero son
irrelevantes en los modelos neoclásicos. El dinero es un velo sobre
el intercambio entre los agentes económicos, un vasto sistema de
trueque.
La realidad, no obstante, desmiente esa
visión. El dinero no es neutral y, en consecuencia, debemos
considerar el papel que la deuda y el sistema bancario juegan en la
economía. El excesivo reduccionismo no nos ayuda a entender la
realidad económica, por lo tanto, debemos afrontar un modelo
diferente, que no tome como punto de partida el equilibrio general,
la equívoca Ley de Say (toda oferta crea su propia demanda)
extendida al conjunto de la economía como una letanía por los
economistas neoclásicos. La ley de Say se cumple si y solo si no
existe acumulación de capital, donde el dinero es un mero
instrumento para adquirir otra mercancía. En términos de Marx,
funcionaría en una economía cuyos flujos fueran representados por
la llamada reproducción simple (M representa una mercancía y D
dinero) M-D-M' siendo M≠M'.
Pero no es válida para una economía capitalista donde los flujos de
intercambio son D-M-D+ , donde D+>D. En el primero, se
intercambian mercancías del mismo valor de intercambio pero
cualitativamente distintas para ambas partes del contrato, en el
segundo caso no es así, porque empieza y finaliza con dinero. No
tiene sentido que se trate de una equivalencia ya que lo único que
justifica la transacción es que exista una diferencia cuantitativa o
la esperanza de que la haya. En palabras de Keen:
“ ...los capitalistas no se
caracterizan por la igualdad entre lo que ofrecen y lo que demandan,
sino por la desigualdad. Esta desigualdad es posible debido a la
intermediación entre la compra de mercancías de “un capitalista
industrial” (insumos de mano de obra y materiales para la
producción) y los productos que vende (los productos resultantes del
proceso de fabricación) y de la producción resulta un excedente
físico que el capitalista tiene la esperanza de convertirlo en un
excedente monetario.”
En un sistema donde la acumulación es
el objetivo primordial, la Ley de Say no funciona, pues si todo lo
recibido es consumido el objetivo se incumple. Debe existir un
excedente físico que debe ser monetizado para que se produzca la
acumulación.
Thorstein Veblen no veía esa
acumulación como un consumo diferido que significaría que la Ley de
Say se cumplía a largo plazo, sino por la verdadera naturaleza de
los hechos que se intentaban esconder:
“Para justificar los
hechos:....neutralizarlos de manera que no deban aparecer en la
teoría, la cual puede entonces extraer términos indirectos e
inequívocos del cálculo hedonista racional. Se justifican como si
fueran aberraciones debidas al descuido o la falta de memoria de los
empresarios o, por causa de algún fallo lógico o de discernimiento.
O son entendidos e interpretados en los términos racionalistas del
cálculo hedonista recurriendo al uso ambiguo de los conceptos
hedonistas. De está forma, toda la “economía monetaria” con
toda la maquinaria del crédito desaparece en un entramado metafórico
para reaparecer teóricamente expurgada, esterilizada y simplificada
en un “refinado sistema de trueque”, culminando en un agregado
máximo de sensaciones placenteras para el consumo.”
Veblen muestra cómo la economía
neoclásica, mediante un pase mágico, convierte a una economía
donde se acumula capital, en forma de dinero, en una simple economía
de intercambios donde el dinero no es más que un medio perfeccionado
para satisfacer necesidades en continua circulación.
Sin embargo, la función del dinero
como medio de acumulación no tiene sentido en una economía de
trueque, donde no es necesario acumularlo, su utilidad es la de medio
de cambio y medida, ya que el objetivo es el intercambio de las
mercancías y los servicios. En otras palabras, el dinero está
siempre circulando, es evidente que en cada momento alguien tiene el
dinero, pero sólo como medio para el intercambio.
Como comprobaremos, una economía
monetaria, que en este contexto significa capitalista, debe estar
siempre en desequilibrio, exactamente lo contrario de lo que
propugnan los neoclásicos, ya que para crecer el gasto debe ser
superior al ingreso en un contexto de subida de precios. Minsky lo
expresa de la siguiente forma (1963):
“Si el ingreso ha de crecer, los
mercados financieros, donde los diferentes planes de ahorro e
inversión se concilian, deben generar una demanda agregada que,
excepto por breves períodos, es siempre creciente. Para que la
demanda agregada real esté siempre aumentando, …., es necesario
que los planes de ahorro actuales, sumados la totalidad de sectores,
sean mayores que el ingreso efectivamente recibido y, que exista
algún mecanismo de mercado por el cual el gasto agregado que excede
del ingreso agregado anticipado pueda ser financiado. Se sigue, que
en un período de crecimiento, al menos, algunos sectores financian
parte de sus gastos mediante la emisión de deuda o la venta de
activos.”
Por el contrario Friedman (1969) negaba
cualquier relevancia al dinero y al estudio de las dinámicas del mismo con las siguientes palabras:
“Es un lugar común de la teoría
monetaria que nada es tan irrelevante como la cantidad de dinero
expresada en términos de la unidad monetaria—dólares, libras o
pesos. Dejemos que cambien las unidades de cuenta de dólares a
centavos; eso multiplicará la cantidad de dinero por 100, pero no
tendrá otro efecto. Igualmente, dejemos que el número de dólares
que existe se multiplique por 100; eso, tampoco, tendrá efectos
sustanciales, siempre que todas las otras magnitudes nominales
(precios de los bienes y servicios, y los volúmenes de otros activos
y pasivos que están expresados en términos nominales) se
multipliquen por 100.
Como señala Keen
debemos encontrar el planeta donde todas las magnitudes, como los
préstamos estén perfectamente ajustados a la inflación o deflación
para que la neutralidad del dinero que explicita Friedman sea
posible. Como eso no ocurre, son completamente relevantes las
obligaciones contraídas en el pasado en relación con nuestra
capacidad para servirlas en el presente.
Pero antes de seguir esta linea del
pensamiento económico, nos detendremos en el modelo neoclásico del
multiplicador bancario que explica que la cantidad de dinero en
circulación viene determinada exógenamente por el dinero que crea
el Banco Central.
El modelo del multiplicador bancario
Una advertencia, como se trata de un
modelo, la simplificación por si misma no es ningún defecto
intrínseco (Navaja de Okam), siempre que nos aporte un conocimiento
cabal de la realidad. El problema surge cuando el modelo, como es el
caso que nos ocupa, nos confunde sobre los mecanismos causales que
operan proporcionándonos una percepción equivocada.
Para todo aquel que haya leído un
libro de introducción a la economía, el concepto multiplicador
bancario le resultará familiar. Para aquel que no, le solicito el
esfuerzo de seguir la aburrida descripción para que luego puedan
apreciar el contraste con los datos y, entender un poco mejor, como
el paradigma neoclásico ignora deliberadamente la realidad.
El modelo funciona con los bancos
recibiendo depósitos de dinero creado por el estado del que deben
retener un mínimo, el coeficiente de caja normalmente del 10% para
simplificar los cálculos, el resto está disponible para ser
prestado. El cliente ingresa 1.000 € en efectivo en el banco que
crea un depósito por ese importe.
Posteriormente concede un sólo
préstamo, para simplificar, por lo que excede del coeficiente de
caja (900 €), que suponemos será gastado por el prestamista.
Imaginemos que el prestamista retira en efectivo el dinero y paga una
transacción equivalente al importe del préstamo. El proveedor del
bien o servicio adquirido ingresa ese dinero en un banco distinto del
primero (puede ser el mismo banco el razonamiento no cambia). Ahora
el segundo banco está en disposición de prestar lo que exceda del
coeficiente de caja, en esta caso 810 €, retendrá 90 € que es el
10% de 900 €. Observamos que estamos ante una serie de préstamos,
no infinita pues las unidades de cuenta no son infinitamente
divisibles, pero que podría continuar teóricamente hasta que
lleguemos a la fracción menor que sea posible prestar. Para
simplificar consideramos la serie infinita y que los préstamos se
van concediendo uno cada semana para poner de manifiesto el elemento
temporal.
Las dos hipótesis del modelo son:
-
La creación del crédito debe ocurrir después de la creación de dinero por parte del estado. Los bancos no pueden conceder préstamos hasta que no reciben los depósitos de dinero creado por el estado. El coeficiente de caja implica que al recibir un depósito pueden prestar el exceso del coeficiente de caja exigido. Por coeficiente de caja entendemos la cantidad mínima que el banco debe conservar en dinero del estado como reserva. Existe un retardo entre la recepción del dinero creado por el gobierno y la concesión de créditos. El siguiente gráfico muestra la evolución temporal en donde los cambios en M0 (dinero fiat emitido por el estado) deben preceder a los cambios en M2 que incluye tanto el dinero como los depósitos a la vista como los depósitos a corto plazo (las definiciones en cada zona monetaria pueden cambiar ligeramente).
-
De lo anterior, la cantidad de dinero en la economía debe siempre exceder la cantidad de crédito bancario, siendo la diferencia el coeficiente de caja exigido. En consecuencia, el ratio de deuda/dinero debe ser igual al coeficiente de caja. Si el coeficiente es del 10% el ratio sería de 0,9 inferior a 1 precisamente en el coeficiente de caja.
Como podrán comprobar cuando uno
desciende a los engranajes se encuentra una forma sencilla de testar
el modelo. Si fuera cierto, deben cumplirse dos requisitos.
-
Debe existir una prelación temporal, primero el estado crea dinero, luego ese dinero se expande a través del multiplicador mediante los préstamos bancarios.
-
El crédito concedido por el sistema bancario no puede exceder la cantidad total de dinero, que es el crédito bancario creado mediante el multiplicador más el dinero del estado, siendo el crédito bancario un múltiplo del dinero en efectivo que marca el coeficiente de caja.
Los estudios realizados
indican lo contrario, que primero se crea dinero mediante crédito y
tarda hasta un año en transmitirse a la base monetaria, lo que
contradice el modelo del multiplicador. Cuando contrastamos el modelo
con la realidad, surge una contradicción esencial, la causalidad
prevista es justo la inversa. He de señalar, que en la realidad, la
base monetaria no es meramente el efectivo, sino que incluyen las
reservas del banco central que no explicitan en el modelo del
multiplicador, sin embargo, esa simplificación sería pertinente si
la causalidad fuera la prevista, no es el caso. La omisión de las
reservas del banco central y que nuestro modelo sea dual, las
reservas o dinero del banco central son parte de la base monetaria
pero no de la oferta, nos ayudará a comprender porque el modelo del
multiplicador es erróneo.
La segunda predicción es igualmente
falsa, comparando el ratio de la deuda privada/dinero en sus
diferentes definiciones en EEUU, por ejemplo.
La deuda excede cualquier medida de la
cantidad de dinero en abierta contradicción, una vez más, con el
modelo.
Los hechos son claros, ni existen los
retardos entre la emisión de efectivo y la concesión de préstamos,
en realidad es lo contrario, ni la relación deuda/dinero es la
predicha en el modelo. La clave de la cuestión es la que nos explica
Basil Moore (1983) citando la frase de un economista de la reserva
federal que afirmó en 1969:
“En el mundo real, los bancos
conceden crédito, creado depósitos en el proceso, luego buscan las
reservas.”
Las reservas o dinero del banco central
es la clave para entender el funcionamiento de un sistema dual, que
no es consistente con el modelo del multiplicador como iremos viendo
en esta entrada y en las siguientes. El citado modelo nos da una
explicación errónea de los mecanismos causales, lo que conduce a
afrontar los problemas con herramientas equivocadas. Una de las
cuestiones básicas es que del modelo se desprende la idea de que los
bancos centrales controlan la oferta monetaria, lo que constituye el
punto de apoyo para las críticas, en especial de la escuela
austriaca, a la laxitud de estos sometidos a los caprichos del
gobierno de turno. Esa narrativa, ha penetrado profundamente en la
agenda política con la insistencia en la total independencia de los
bancos centrales del poder político. Lo cierto es que el problema es
que son los bancos privados y aquellos pocos que los controlan, que
no rinden cuentas ante nadie, excepto y escasamente ante sus
accionistas, los que llevan la batuta en un instrumento tan decisivo
como la creación de dinero, una vez hemos abandonado las veleidades
de su neutralidad. Si comprobamos la causalidad tal como nos la evoca
la cita anterior veremos que el banco central tiene dos opciones:
-
Rechazar la demanda del banco y provocar un pánico bancario
-
Acceder a crear las reservas necesarias a cambio de garantías, que serán de menos calidad cuanto más apurada sea la situación
Existiría una tercera opción que
sería rebajar el requerimiento de reservas, el encaje, pero eso nos
conduce a ver el funcionamiento del sistema de manera equivocada. En
realidad, el requerimiento de reservas que no existe en todas las
zonas monetarias, es irrelevante. Las reservas son necesarias para
saldar las operaciones entre bancos por el neto (posteriormente
ampliaremos este punto), por lo que las reservas necesarias no son
función de lo que el banco central decida sino de otros factores,
como el número de bancos, su tamaño relativo etc... que harán que
las reservas del sistema en su conjunto para saldar las operaciones
sean unas u otras, no un porcentaje de los depósitos.
Ante lo expuesto, el paradigma
neoclásico ignora los problemas del modelo del multiplicador y
soslaya las críticas lo que constituye una patología recurrente.
Loanable funds vs Teoría endógena
El modelo de los “loanable funds”
considera a los bancos como meros intermediarios entre agentes
pacientes que no desean consumir durante un determinado período y,
ceden su dinero para que el banco se lo preste a su vez a los agentes
impacientes. En este modelo, la deuda no es relevante a nivel
agregado pues lo que para unos es deuda para otros es un activo. Si
no difieren excesivamente en su propensión marginal al consumo, lo
dejado de gastar por unos se compensará con lo gastado en exceso por
los prestatarios y los efectos se cancelarán, teniendo en cuenta el
llamado efecto riqueza. En palabras de Paul Krugman:
Ignorando el
componente extranjero, o mirando el mundo en su conjunto, veremos que
el nivel de deuda no influye en la riqueza neta agregada—el pasivo
de una persona es el activo de otra. Se sigue, que el nivel de deuda
solo importa si la distribución de la riqueza es relevante, si los
prestatarios altamente endeudados hacen frente a restricciones
distintas de los prestatarios con endeudamiento reducido.
Una versión modelizada del
funcionamiento de los “loanable funds” es descrita por Keen
(2015) de la siguiente forma: una economía con tres sectores, donde
uno de ellos presta reduciendo su consumo que aumenta en el sector
que recibe los fondos. El gasto monetario de cada sector está
representado por la letra G siendo el primer subíndice el sector de
salida de los fondos y el segundo el sector que recibe dichos fondos.
El préstamo (deuda) está representado por la letra D que es un
aumento de los fondos disponibles del sector 1 (prestatario) que lo
utiliza en aumentar su gasto tanto en el sector 2 como en el sector
3. La
α
es
el porcentaje del préstamo destinada a adquisiciones del sector 2
siendo (1-
α)
el destinado al sector 3. El sector 2 que es el prestamista, el
agente paciente, al
reducir su gasto, reduce sus flujos monetarios
al resto de sectores. La β es el porcentaje de reducción de su
gasto destinado al sector 1, siendo (1- β) la reducción del gasto
destinado al sector 3. El sector 3 no se ve afectado y mantiene
inalteradas sus adquisiciones y los
flujos
de fondos que destina a los
otros
sectores.
La demanda agregada (DA) es igual al
ingreso agregado (IA) en el modelo. Se cancelan todos los efectos
derivados del préstamo en el nivel agregado de acuerdo con el modelo
de los “loanable funds” (LF). La diagonal de la matriz nos da el
gasto realizado por el conjunto de sectores, es decir, la DA. El
resto de “casillas” nos proporciona los ingresos recibidos por el
conjunto de sectores, el IA.
Si en lugar de ser el sector 2 el que
presta al 1, se trata de un banco que crea capacidad adquisitiva sin
que exista un agente paciente que renuncie temporalmente a la misma
la situación de los tres sectores sería como sigue:
Este caso, el modelo de la creación
de dinero endógeno (DE), es en el cual la capacidad adquisitiva se crea
ex-nihilo, sin necesidad de que exista el agente paciente que
renuncia a ejercer su poder adquisitivo. El sector que crea esta
capacidad adquisitiva que antes no existía es el bancario que no
está representado en el cuadro.
En este caso, el registro ex-post de la
DA como la IA se han incrementado en el aumento de deuda representado
por Δ
D.
Para
completar el modelo, introducimos
algunas variables, como el interés que se paga al banco o el que los
sectores reciben por sus depósitos, además de tener en cuenta la
demanda del propio sector bancario sobre los otros sectores,
tendremos una visión más
cabal del proceso, aunque también ligeramente más complicada. El
sector 1 sigue siendo el sector que aumenta su gasto financiado
mediante deuda bancaria.
La
letra S (sectores)
con sus correspondientes subíndices,
son los depósitos de cada sector que mantienen con el sector
bancario y por los cuales reciben una remuneración
.
Como estamos considerando los flujos monetarios, las adquisiciones de
un sector en otro se realizan mediante el movimiento de fondos entre
las cuentas de estos sectores. La letra griega τ
representa el ratio de
los fondos que un
sector gasta en otro,
siendo el primer subindice de la citada letra el sector pagador o
de salida de los fondos y
el segundo subíndice nos indica el sector que recibe los fondos. En
este modelo, es el sector 1 el que se endeuda con el banco y por cuya
deuda paga
que
es el ingreso que el banco recibe. El sector bancario está
representado en la última columna. En
general
>
que
representa la retribución de los depósitos de los diferentes
sectores. Finalmente,
para proporcionar mayor realismo al modelo, la inyección de deuda no
es instantánea sino que se trata de un flujo.
Como los modelos anteriores la diagonal
principal de la matriz representa la DA de todos los sectores.
La suma del resto de los elementos de
la matriz son la IA, lo flujos monetarios que reciben el conjunto de
los sectores.
De nuevo, como no podría se de otra
forma, ex-post, la DA y el IA coinciden. Sin embargo, analicemos un
poco más los términos tanto de la DA como de la IA porque nos
explican bastante más de los que a primera vista podría parecer.
- Gasto financiado por dinero
existente.
- Transacciones financieras en términos
brutos.
- Variación de la deuda.
La suma de cada una de las columnas de
la matriz nos dice cuál es el balance de fondos sectorial, los
flujos de entrada y salida.
Como dice Steve Keen (2015):
“El punto de inicio de la teoría
monetaria endógena es que el ritmo de variación de la oferta
monetaria es idénticamente igual al ritmo de variación de la
deuda.”
Lo que expresado en términos
matemáticos se traduce en:
Por
lo tanto, la oferta monetaria es la cantidad inicial de dinero fiat
más el actual nivel de deuda.
Por ello, Keen nos propone una versión
dinámica sin equilibrio con dinero endógeno de la ecuación de
cambio monetarista que es reveladora de lo que falta en la teoría
cuantitativa del dinero.
Lo que falta resulta evidente:
En otras palabras, la variación de la
deuda y las propias transacciones financieras.
Si estudiamos su comportamiento
dinámico veremos por qué es importante la velocidad y la
aceleración de la deuda como comentábamos de forma literaria en la
anterior entrada en el modelo de Schumpeter.
La síntesis neoclásica ignora casi
totalmente el papel de la deuda en el sistema como hemos visto con la
teoría dominante de los loanable funds y, en consecuencia, el papel
que juega el sistema financiero y la creación de dinero. Como la
demanda agregada es igual a la oferta agregada, las variaciones de
deuda juegan únicamente un limitado papel redistributivo, como
indicaba Krugman.
Mecanismo de la creación de dinero
endógena
Veamos el proceso cuando el pago se
financia por dinero existente y cuando se hace mediante la creación
de dinero por medio de deuda.
A nivel básico, la creación de dinero
es muy fácil de observar utilizando la contabilidad de partida doble
de acreedores y deudores a través del sistema bancario.
El sistema de registro requiere algunas
precisiones.
-
El convenio de los signos es el siguiente: signo positivo en el activo es un aumento de los activos del banco, en el pasivo significa una disminución de las obligaciones. Por el contrario, un signo negativo es una disminución del activo y un aumento del pasivo para el banco que, en consecuencia, aumenta sus obligaciones. Por ejemplo, en la concesión del préstamo el activo del banco aumenta y, asimismo, su pasivo ya que el depósito del cliente aumenta en el importe concedido.
-
La creación de dinero debe interpretarse como el aumento o disminución de las obligaciones del banco. En el pago con dinero existente, para el banco del comprador hay una disminución de su obligación con el cliente. En el caso del pago del crédito separado en dos etapas, concesión y pago posterior, el resultado es que no hay una disminución de las obligaciones.
Veamos que sucede en el banco del
vendedor.
Para el comprador es indiferente como
se realice la operación, la deuda entre comprador y vendedor queda
saldada ya sea el pago con dinero existente o con dinero que proviene
del crédito. Sin embargo a efectos de la creación de dinero no
sucede lo mismo.
En el cobro/pago con dinero existente,
lo que hemos denominado creación de dinero es 0. En el caso de
cobro/pago mediante un préstamo que solicita el comprador hay un
aumento de las obligaciones del banco del vendedor que no son
canceladas de la misma forma por una disminución paralela en el
banco del comprador. El resultado es que se crea dinero por el
importe del préstamo.
¿Qué sucede entre los dos bancos?,
¿cómo y dónde saldan las operaciones?. Lo hacen en el banco
central de la siguiente forma.
Las reservas del banco vendedor
aumentan en ambos casos. Eso significa que, contablemente, para el
banco central sus obligaciones con este banco aumentan, por eso el
signo negativo. Exactamente lo opuesto con el banco del comprador,
cuyas reservas disminuyen lo que se refleja en el signo positivo,
disminución de obligaciones. No existe creación de reservas sino un
trasvase de reservas del banco del comprador al banco del vendedor.
Nos podemos cuestionar que sucede con
las reservas del banco central. En el momento de conceder el crédito
no necesita las reservas, pero si en el momento de realizar el pago.
Si es un depósito de dinero existente, esas reservas existen gracias
al depósito. Hagamos algunas consideraciones importantes que se
producen a nivel agregado.
En primer lugar, estamos estudiando una
operación aislada, pero los bancos saldan las operaciones por el
neto, en otras palabras, como existe multiplicidad de operaciones
cruzadas, el total de reservas o dinero del banco central empleado en
saldarlas es muy inferior al total bruto. En consecuencia, un banco
sólo necesita una fracción en reservas del total de operaciones
para saldar sus cuentas con el resto del sistema bancario. Señalar
que cuanto menos bancos haya y de mayor tamaño, menos reservas serán
necesarias pues muchas operaciones serán entre clientes del propio
banco que no requieren reservas del banco central como veremos
posteriormente.
En segundo lugar, aunque pueda parecer
que las reservas puedan limitar la creación de dinero, algo parecido
al modelo del multiplicador, dejando en manos del banco central el
control último de la oferta monetaria, eso es desmentido por la
realidad. Ya hemos mencionado que los bancos prestan y luego buscan
las reservas que el banco central suministra a demanda. Primero, el
banco comercial las busca en el mercado interbancario, pero si no las
encuentra para evitar problemas de liquidez que dan lugar a los
temibles pánicos bancarios, el banco central interviene inyectando
liquidez. Además, los pánicos, crisis de liquidez, conllevan venta
de activos con precipitadas (fire sell) que acaban convertidas en
crisis de solvencia que se transmiten al conjunto del sistema,
extremadamente frágil e interconectado. En palabras de un alto
directivo bancario, tener el banco más saneado del sistema es
equivalente a tener la suite presidencial en el Titanic, no se me
ocurre una metáfora mejor.
El propio BCE no tiene dudas sobre el
real funcionamiento del sistema, desmintiendo aquella tópica imagen
de la máquina de fabricar billetes que denota un pobre entendimiento
del sistema bancario moderno:
“La aparición de importantes
excedentes de liquidez del banco central, en si misma, no implica
necesáriamente la expansión acelerada del crédito bancario al
sector privado. Si las instituciones de crédito están constreñidas
en su capacidad para prestar por sus reservas del banco central,
entonces el alivio de esa restricción resultaría mecánicamente en
un aumento de la oferta de crédito. El Eurosistema, sin embargo,
como único proveedor de las reservas del banco central en el área
Euro, siempre proporciona al sistema bancario con la liquidez
requerida para alcanzar el nivel de reservas agregado requerido.
De hecho, los requerimientos de reservas del BCE son en
retrospectiva, por ejemplo, dependen del nivel de depósitos (y otros
pasivos de las instituciones de crédito) sujetas a requerimientos de
reservas establecidas en el período anterior, y de esta forma
después de que los bancos hayan ampliado el crédito de acuerdo con
lo demandado por sus clientes….”
En el caso de funcionamiento normal
de los mercados interbancario, el Eurosistema siempre proporciona las
reservas del banco central de forma agregada, las cuales en ese caso
son intercambiadas entre los bancos y, por consiguiente,
redistribuidas dentro del sistema bancario de acuerdo con las
necesidades. El Eurosistema, de esta forma, acomoda
en todo momento la demanda agregada de reservas del banco
central y, persigue influenciar las condiciones de financiación a
través del manejo de los tipos de interés a corto plazo.”
Como también veremos en entradas
posteriores, el manejo de los tipos de interés a corto sobre la base
monetaria que es el margen de actuación de los bancos centrales es
un instrumento tosco y poco efectivo de control. El banco central se
encuentra extraordinariamente restringido en sus actuaciones por el
mantenimiento de la estabilidad financiera, especialmente del sistema
de pagos cuyo colapso provocaría un caos en la economía real.
Finalmente, nuestro sistema monetario
es dual, aunque con la misma denominación y valor, las reservas del
banco central no forman parte del dinero en circulación, son un
sistema de saldar operaciones entre los bancos, que junto al
gobierno, son los únicos con acceso a cuentas en el banco central y
al dinero del banco central. Las reservas, debido a que las
operaciones se cancelan multilateralmente por el neto son meramente
una fracción del total bruto de operaciones y, el banco central, en
términos generales, las suministra a demanda por las razones que
hemos expuesto en los párrafos anteriores. Por lo tanto, la
variaciones en las reservas no son variaciones en la oferta
monetaria, lo pueden ser pero necesitan que funcione el mecanismo de
transmisión que como nos explica el BCE fluye, normalmente, del
crédito a las reservas y, no al revés.
En todo caso, en un sistema cada vez
más concentrado, como se ha mencionado, son cada vez más abundantes
las operaciones que no signifiquen movimiento de reservas en el banco
central y, exista creación de dinero.
No se requieren reservas pues las
operaciones son dentro de la propia entidad que se saldan
internamente, por ello no existe descuadre, pues la compra con
crédito se cancela con el cobro mediante crédito. El resultado en
cuanto a la creación de dinero, es idéntico a cuando intervienen
dos bancos y el banco central.
Conclusiones
Esta es una entrada eminentemente
técnica que presenta los dos grandes modelos contrapuestos para
explicar el funcionamiento del sistema monetario. La teoría
monetaria endógena se aleja radicalmente del concepto dominante de
meros intercambios donde la deuda y el dinero no son relevantes a
nivel agregado y, resulta un argumento en favor del dinero soberano.
Es posible que ésto entre en aparente
contradicción con las actuales narrativas de austeridad y de la
imprescindible reducción del gasto público para reducir tanto el
déficit como la deuda. Sin embargo, es una mera apariencia ante la
falta de un modelo que pueda dar cuenta de los hechos. La austeridad
entendida como consolidación fiscal ignora deliberadamente los
mecanismos de creación de dinero para desviar el foco a un presunto
problema que no es más que un síntoma y que, en realidad,
contribuye a ahondar el problema.
Un modelo monetario del capitalismo nos
muestra que el aumento de deuda se traslada a un aumento de la
demanda agregada y, a su vez, en el ingreso medidos ex-post. Sin los
bancos prestando dinero, que significa creación de poder adquisitivo
previamente inexistente, el sistema entra en una espiral recesiva. No
solo es necesario que los bancos creen dinero sino que lo hagan a un
ritmo creciente en términos netos para que el sistema crezca.
El dinero soberano es una forma, la
mejor disponible en mi opinión, de conseguir que los mecanismos de
creación de dinero se alineen con el resto de políticas económicas
para conseguir un mejor manejo de nuestra economía. Como cualquier
mecanismo no está exento de problemas, pero si dejamos de lado la
ideología dominante a un lado y nos concentramos en los hechos, la
actual regulación supone un completo fracaso que además deja en
manos de muy pocas personas que no tienen que responder ante los
ciudadanos, un mecanismo esencial para una sociedad moderna como es
la creación de dinero.